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La última lluvia 2011 Acrílico, pastel, marcadores, lápices de colores, lápiz, papel, tela 193 x 246cm |
Mitología
y realidad. La obra de José Manuel Mesías.
“…La imagen
operándose en la historia, con tal fuerza creadora
como el semen en los dominios del
resurgimiento de la criatura”
José Lezama Lima.
En
el contexto actual del arte cubano ya no es habitual encontrar el interés por
narrar la historia, apelando a la cita, la parodia, o lo intertextual, tal como
ocurrió una década atrás, momento de consolidación de la tendencia
neo-histórica, en la que se fundía el pasado con el presente, como si el tiempo
estuviera detenido.
La
obra artística se acerca a esa vertiente cuando la mirada del arte se centra en
sucesos o acontecimientos donde lo real se transfigura en metáfora, esa
poderosa narradora que nos conduce hacia los escondidos rincones de la
historia, con su carga de misterios, sucesos inconclusos, héroes y escaramuzas.
Entre
esos sucesos cuenta la leyenda que Ignacio Agramonte de niño se aproximó al
cadáver ajusticiado de Agüero y puso sobre su rostro ensangrentado un pañuelo
en el que quedó retenida su imagen. Tal hecho inspiró al artista José Manuel Mesías a representarlo en
la instalación La sangre de Agüero en el
pañuelo de Ignacio. La pieza consistía en una urna de vidrio cerrada donde
se encontraba un pañuelo manchado de rojo, convirtiéndose así la fábula
histórica en una realidad que podía ser apreciada. Al observar la pieza se
retrocede en el tiempo más de 100 años. De esta manera, lo que no podemos encontrar en un museo de
historia lo topamos en una exposición de arte: la posibilidad de que dos
hombres de esa dimensión unieran sus energías en una simple tela, como diría el
historiador Juan Expósito Casasús, citado por el artista en sus notas: un
“…misterioso pacto de sangre…” (1)
La
labor creativa de Mesías surge de la investigación y la consulta histórica. Él
nos dice: “de la historia hago mi propia interpretación, reconstruyendo e
interpretando anécdotas y sucesos” A través del exhaustivo estudio de la figura
de Agramonte el artista ha buscado al ser humano, imaginando su entorno,
descifrando sus angustias, sus dolores, tratando por medio del arte de darle
vida, como si fuera posible dibujarlo a través de los hechos.
Tras
este interés por la historia se encuentran dos de sus pinturas más
emblemáticas: La última lluvia y una S/T. La primera reproduce una caballería
mambisa situada en el fondo del cuadro, que apenas es perceptible, pues
una intensa lluvia no la deja ver con
claridad. Los rayones de pastel sobre la obra imitan esa lluvia del trópico, que cuando es brava borra
todas las visiones. Sobre ella Mesías expresa: “Los mambises están quietos, no se mueven; es el momento antes de la
batalla, esperan con suma parsimonia que comience la carga. El enemigo
perturbado los ve difusos a lo lejos y espera a que se acerquen, nosotros los
espectadores estamos en la línea visual del enemigo” A su vez, en un primer
plano, en la parte inferior, la hierba aparece más definida, son diferentes
aproximaciones a un paisaje en el que sentimos la inminencia de la batalla, lo
intrépido de unos jinetes que se pueden acercar al observador aunque nunca
lleguen a él. El movimiento se detiene en el mismo movimiento, desde esa
intensión de Mesías de lograr que la historia cobre ánima en la imagen.
En
la segunda obra se percibe un jinete mambí en plena cabalgadura cercenando la
cabeza del caballo que monta, con su propia arma de lucha. Su rostro está inacabado,
el movimiento de la bestia es impreciso a juzgar por las perspectivas de sus
extremidades. Sin embargo -¿Qué jinete puede mutilar al animal que lo carga
sobre su lomo?- La narración es ambigua, como la solución visual inexacta, pero
ello es necesario a la poesía que tal gesto impone. De esta manera quizás la
imagen desea representar lo que significó la guerra, aunque no que estemos
presenciando una batalla.
Enfrentar
la creación desde esta perspectiva hace del artista una especie de arqueólogo,
como expresara la joven crítica Laura Daranas Molina. Él traslada los hechos
históricos hacia el presente, encarnando sus personajes, descubriendo los
instantes que marcaron sus vidas, quizás por eso su obra es intensa, porque en
ella está parte del desarraigo, la dureza y el amor que la propia historia
contiene.
Magaly Espinosa.
Nota: Expósito Casasús, Juan J. “Vida de Ignacio
Agramonte” Camaguey, 1937.
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